Llega el segundo enero: el mes de septiembre

Llega el segundo enero. Si, para muchos septiembre se convierte en el segundo enero. Una nueva oportunidad para plantearte propósitos y llevarlos a cabo. De nuevo te propones empezar la dieta, el gimnasio, despedirte de la cervecita, apuntarte a inglés, ser constante, etc. 

Es un mes complicado porque todo se nos junta, la vuelta al cole y a la rutina, la nostalgia de las vacaciones, el estrés de apretar para cumplir los objetivos antes de que acabe el año y, encima, le añadimos nuestra intención firme de cumplir con esos nuevos propósitos que nos marcamos.

¿Y por que no? Volvemos con pilas cargadas y nuestra mente está programada para empezar cosas nuevas en este segundo enero. Es una gran oportunidad para aprovechar la inercia del momento y cumplir contigo. 

Algunos consejillos para conseguirlo…

DECIDE que metas quieres conseguir de aquí a final de año. Planteate los objetivos que te interesan en cada ámbito: personal, familiar, social y laboral. 

PRIORIZA, ten claro que no puedes asumirlo todo. Forzar la máquina puede que te motive al principio, pero pronto perderás la energía inicial, te agotarás y abandonarás con la consecuencia de sentirte frustrado y poco valido. En serio, no nos interesa!

PLANIFICA DEL REVÉS, es decir de diciembre a septiembre. Planificar es fundamental para ser consciente del tiempo que dispones para hacer las cosas que pretendes. Piensa en los pasos que tienes que dar para cumplir con los objetivos que te has marcado. Divídelos en los cuatro meses que tienes por delante y agendalos de diciembre hasta ahora de manera que tengas claro lo que tienes que hacer cada mes para lograr tus metas.

ORGANIZATE de mes en mes. Empieza por septiembre. Dedica unas horas para organizar el puzzle de tareas que tienes por delante y consigue encajarlas en el mes. No te olvides de la pieza fundamental: el descanso, también hay que calendarizarlo.

Importante: deja tiempo suficiente cada día para asumir los imprevisto que sabemos que van a surgir si o si!

COMPROMETETE contigo mismo. Recuerda que el compromiso tiene que ser al cien por cien. No valen medias tintas. O te comprometes en cumplir o no lo vas a conseguir. Tenlo claro!! ¿Puedes confiar en ti? Fallarte sólo ayuda a que te sientas mal y encima no conquistas tus propósitos. Es una mala jugada, ¿no te parece?. Responde en alto: “SI, CLARO QUE PUEDO CONFIAR EN MI. ME COMPROMETO 100%, LO VOY A CONSEGUIR”

Ya sabes lo que tienes que hacer… ahora toca la parte más importante: TOMAR ACCIÓN

Considera cada pequeño paso que des un ÉXITO. Focaliza en el ahora y centrate en cumplir con lo pactado. Convierte cada día en una oportunidad para sentirte orgulloso de tí mismo.

Date permiso para brillar!